Se trata de crear nuevas conexiones neurológicas para reducir los síntomas de la persona, potenciando así las habilidades visuales afectadas y mejorando el rendimiento mediante ejercicios personalizados.
Trata anomalías de la visión que no son patología ocular o defecto refractivo, sino que responden a problemas de funcionalidad o eficacia visual, relacionados con la capacidad oculomotora, la capacidad acomodativa y la binocularidad. Los casos más frecuentes de terapia visual son por ambliopías (ojo vago), problemas aprendizaje, problemas de binocularidad y problemas acomodativos. Si la acomodación funciona correctamente las tareas visuales se hacen de forma automática e inconsciente, sin esfuerzo. Sin embargo, cuando hay alguna alteración en el sistema acomodativo estas tareas se vuelven complicadas y requieren mucho esfuerzo y atención.
Es por esto que la terapia visual está indicada a todas aquellas personas (niños, jóvenes o adultos) que sufran alguna disfunción visual que con gafas adecuadas no se haya podido solucionar completamente, y para quienes presenten sintomatología asociada a cualquier tarea visual y que, en consecuencia, tengan un bajo rendimiento escolar o laboral.
Algunos de los principales síntomas pueden ser: dolores de cabeza, visión borrosa en cerca o lejos, lagrimeo, sensibilidad a la luz, somnolencia, visión doble ocasional, falta de concentración en la lectura, las palabras se mueven en la página, se acerca demasiado al papel, lector lento, síntomas empeoran al final del día, guiña un ojo….
Estas anomalías también pueden deberse a problemas de percepción o procesamiento visual, fruto de una interpretación errónea de los estímulos recibidos a través de los ojos: escasa memoria visual, coordinación visomotora, discriminación de detalles, distinción figura-fondo, etc.
Los ojos, de alguna manera, “aprenden a ver” gracias a la creación de nuevas conexiones neurológicas y, para ello, es fundamental la repetición.
En la terapia visual es fundamental la participación y motivación no solo del niño, sino de los padres. Solo así, es posible avanzar en la terapia y dar respuesta al creciente grado de complejidad de los ejercicios, que se programan para mejorar gradualmente las habilidades visuales del paciente y llevarlo a su máximo potencial.
Gracias a la terapia visual podemos:
- Prevenir aparición de problemas en la visión
- Desarrollar capacidades visuales con el objetivo de conseguir más eficacia en la escuela, trabajo, …
- Intensificar el funcionamiento en las tareas que demandan un esfuerzo visual continuado
- Eliminar o compensar problemas visuales cuando estos ya se han desarrollado
- Mejorar funciones visuales
- Ayudar a mejorar problemas de aprendizaje
